PERIODISTAS CONTRA LA EXPLOTACIÓN INFANTIL

Participantes en el diplomado Periodismo y Niñez

NIÑOS PICAPIEDRAS

Explotación infantil en el Río Samalá

AUSPICIADORES DEL DIPLOMADO

Instituciones que apoyan la erradicación de la explotación infantil

PRESENTE Y FUTURO DE GUATEMALA

Las niñas y los niños tienen derecho a la educación

LA INOCENCIA DE LA INFANCIA

La infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir; nada hay más insensato que pretender sustituirlas por las nuestras.

martes, 29 de enero de 2013

EXPLOTACIÓN INFANTIL EN EL DEPARTAMENTO DE RETALHULEU


Por: Guadalupe García, Nancy Hermosilla, Rony Quiroa

Ocho mil, setencientos once niños/as trabajan, según encuesta nacional. Retalhuleu- Según la Encuesta Nacional de condiciones de vida del año 2011, el cincuenta por ciento de población es menor de 20 años, solo en el departamento de Retalhuleu ocho mil setencientos once niños, entre los 7 y los 17 años, trabajan debido a la pobreza y la falta de oportunidades. Al hacerlo, ponen en riesgo su salud e integridad.

La explotación infantil es la utilización, para fines económicos, de menores de edad por parte de adultos y que afecta el desarrollo personal y emocional de los menores, así como el disfrute de sus derechos. En el departamento de Retalhuleu se identifican varias actividades que los niños desarrollan, las cuales, según la Oficina Internacional del trabajo son consideradas como trabajos de alto riesgo, debido a las condiciones inapropiadas o los horarios en que desarrollan el trabajo. Entre estas actividades que más practican los niños en Retalhuleu se encuentran la agricultura, el trabajo domestico, el comercio informal y la elaboración de piedrín. 

Análisis de un fenómeno. Una de las mayores son la pobreza y la pobreza extrema. Cuando las familias no cuentan con recursos suficientes para subsistir, no sorprende que muchos padres y madres requieran que sus hijos trabajen. El dinero generado por el trabajo producido por niños y niñas constituye una parte importante del ingreso de la familia y puede hacer la diferencia entre comer o no comer en un día cualquiera. También existe una tolerancia social hacia el fenómeno, que se combina con un sistema de discriminación de corte patriarcal que afecta a las mujeres. Muchos padres, madres o encargados obligan a trabajar a las niñas por el hecho de ser mujeres. Consideran que invertir en su educación es malutilizar el dinero, porque las hijas se casarán y el esposo será el obligado a proveerle de todo lo que necesite. 

En materia de educación, Guatemala es el segundo país en Latinoamérica, después de Haití, con el atraso más alto. Esto se evidencia en los índices de analfabetismo, la baja cobertura escolar del sistema oficial, la deserción y ausentismo escolar, la centralización de los recursos especialmente en el área metropolitana o cabeceras departamentales, la falta de implementación de un programa de educación bilingüe intercultural que ha repercutido en que el 61% de la población aún no sepa leer ni escribir. Las niñas son quienes menos posibilidades tienen de acceder a la educación. 

Guatemala fue uno de los primeros países en el mundo en ratificar la Convención sobre los Derechos del Niño, lo que supuso un compromiso para asegurar que las leyes del país reflejasen el espíritu de la Convención. La falta de modificación del marco legal para responder a ese compromiso ha supuesto postergar la satisfacción de las necesidades y perpetuar la violación de los derechos de la niñez y la adolescencia. 

Si el panorama que enfrentan en el país la niñez y la adolescencia ya es preocupante, es aún más abrumador para las niñas y los niños trabajadores. La pobreza y pobreza extrema, la fragmentación familiar, la violencia, los patrones culturales de crianza, las políticas económicas de ajuste estructural, el desconocimiento del marco jurídico y su lento desarrollo son factores que inciden para un resultado muy negativo: En vez de considerarse como herrameinta para el aprendizaje y el desarrollo, el trabajo infanto-juvenil se convierte en un obstáculo para ambos, pues quienes lo ejercen se ven privados de otros derechos fudsmentales, sustituyendo la escuela por el trabajo y acentuando sus condiciones de pobreza y exclusión. Se observan en Retalhuleu casos de despidos a padres e hijos en algunas fincas, sin pagfo de prestación alguna y que dejan a las familias con pocas opciones económicas. 

La Constitución Política de la República establece que el Estado es el principal responsable de garantizar los derechos económicos, sociales y culturales de la población guatemalteca, sin embargo, en la práctica es el principal irresponsable de su cumplimiento. 

Trabajo en el Piedrín 

Los niños se han constituido en una importante fuerza laboral dentro del negocio de piedrín. El Centro Ecuménico de Integración Pastoral –CEIPA– ha registrado un total de 900 familias dedicadas a esta actividad, con niños y niñas entre los 5 y los 17 años. Ellas y ellos aportarían entre un 35% y un 50% de las ganancias totales de la familia, que están entre los Q950.00 y loa Q1,200.00 quetzales al mes. 

Piedra, piedrín, arena y grava son los materiales que padres e hijos extraen del río. Todo el trabajo se hace en condiciones de extrema insalubridad e inseguridad: Las aguas están muy contaminadas, el sol arrecia y provoca altas temperaturas, los materiales son pesados y se usa un deficiente equipo, una atrasada tecnología extractiva. Estos factores convierten la actividad en una de las peores formas de trabajo infantil. 

Pero además, la población que lo realiza se encuentra desnutrida, mal vestida, mal calzada y vive en viviendas de pésima calidad, sin agua, sin letrina y hacinados. Como uno de los resultados, los niños y niñas que realizan este trabajo y estudian rinden mal en la escuela, pues llegan cansados, con hambre, con sus ojos y manos maltratados. 

David, de 13 años, indica que muchas veces ha pensado dejar los estudios, pues su rutina lo agota. Todos los días se despierta a las 4 de la mañana, para poder hacer por lo menos 6 botes de piedrín que a la semana se convertiran en un metro de ese material, con un costo de Q120.00 quetzales. En promedio, esta cantidad puede ser vendida en dos semanas. Se retira de sus labores a las 11:30 para poder asistir al instituto ubicado a dos kilómetros de donde labora, pero antes va en bicicleta a su casa donde apenas si tiene tiempo para bañarse y arreglarse. Ingresa al instituto la 13:00 hrs. y se retira de éste a las 18:00 hrs. Realiza sus tareas por la noche, acostándose generalmente a las 22: 00 hrs. 

En el corte de caña, ajonjolí y café

Cortar caña es sumamente duro, pero muchos niños menores de 14 años trabajan en él y afirman escogerlo por no encuentrar alternativas para obtener un ingreso. Los cortadores generalmente viven en condiciones socio-económicas que les hacen más vulnerables a los riesgos ocupacionales asociados con el trabajo. Algunos niños informaron que en una jornada de 10 horas dos de ellos pueden hacer una tonelada, por la cual les pagan Q20.00, dinero que debe entregado a los padres. 

Es común que los cortadores sean sub-contratados por un contratista que vende servicios a un ingenio, y esto puede incrementar los riesgos para los cortadores pues no queda claro quién es responsable de velar por su seguridad laboral. 

Los migrantes comúnmente viven en campamentos laborales donde las condiciones varían dependiendo del contratista y/o la empresa, pero que muchas veces son difíciles. El transporte que los lleva hacía las parcelas donde tienen que 

cortar cada día es con frecuencia un camión diseñado para ganado, a veces sin sombra o buena ventilación. Pero además, en estas plantaciones se observa a un gran número de niños quienes, según sus padres, están allí solo para ayudarlos. Es decir, trabajan sin pago. Dentro de los riesgos ocupacionales mencionaron la exposición importante a la radiación solar, especialmente durante la zafra, por la mayor intensidad de trabajo. 

Es importante recordar que Guatemala es el cuarto exportador mundial de azúcar y su industria –compuesta por trece ingenios y agrupada en Asazgua– es la más pujante del país. Pero además, ofrece el precio más competitivo de la región y el sector, con el máximo rendimiento de toda América Latina y el Caribe, como indican datos de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) de Naciones Unidas. 

La industria azucarera guatemalteca es boyante. Según datos del Centro Guatemalteco de Investigación y Capacitación para la Caña de Azúcar, la producción se ha incrementado en un 238 por ciento en los últimos 20 años y su rendimiento aumentó un 9.9 por ciento el año pasado. Esto y la subida de los precios internacionales del azúcar ha permitido que esta industria acumule el 14 por ciento de los ingresos de divisas del país, una cantidad que se ha duplicado a lo largo del último año. 

Además del corte de caña también existen otras labores físicamente pesadas, donde también es contratada la mano de obra de los niños, como lo es el corte de café y ajonjolí. La forma de pago provoca una intensificación de la labor de los niños cortadores, quienes evitan descansar para poder ganar mas dinero. 

Rogelio, de 14 años, es uno de ellos. Trabaja desde los siete años con su padre y madre, también estudia. Actualmente, su padrepadre arrenda 8 cuerdas de terreno en Champerico, Retalhuleu. Rogelio narra que su trabajo va desde preparar la tierra, comprar la semilla, sembrar, fumigar –para evitar que la plaga de la chinche mate la planta–, cuidar el cultivo hasta cosechar. Según manifiesta el niño, tienen que dar parte de la cosecha al dueño de la tierra, en pago por el arrendamiento, específicamente dos arrobas por cuerda. La familia se sostiene netamente de la agricultura cosechan ajonjolí. Rogelio cuenta que venden este producto a Q250 el quintal, cantidad que es muy difícil cosechar, pues el ajonjolí, con un ciclo de dos meses para su cosecha, requiere de muchos cuidados. 

Con el respecto al trabajo en el corte del café, uno de los principales producto de exportación desde hace más de un siglo, el promedio de trabajo para los niños y niñas es de 11 horas diarias. Su jornada inicia a las 6:00 de la mañana y concluye a las 5:00 de la tarde, según lo manifestado por 20 niños entrevistados en diferentes fincas de Retalhuleu. 

Comercio Informal

El sector del comercio informal, se ha caracterizado como un importante motor de la economía de nuestro departamento y observamos a un gran número de niños/as como vendedores ambulantes, ofreciendo sus servicios. 

Los hermanos Samuel y Misael, Niños trabajan en la calle, Samuel vende chicles, galletas, cigarros, vendiendo a domicilio, recorriendo las calles de Retalhuleu, el otro niño Misael lustra zapatos, y manifiestan que trabajan porque necesitan ganar dinero, para darle a su mama y papa, refieren que ganan cincuenta quetzales al día. Los niños manifiestan que la calle les da miedo por los ladrones y los carros pero que tienen necesidad de hacerlo para sobrevivir. 

Trabajo Domestico 

En Retalhuleu las mujeres empiezan a realizar labores domesticas siendo niñas y adolescentes luego continúan realizándolas a lo largo de su vida, modificando su comportamiento en las edades reproductivas, donde algunas se casan, otras son madres solteras. 

Un informe de la CEPAL, se refiere a los riesgos que corren las niñas que trabajan en sus casas o en otras realizando tareas domesticas es un trabajo peligroso, ya que los horarios laborales son de más de 10 horas, y el trabajo es demasiado pesado para las niñas. 

Miram, 13 años vive en el municipio de San Sebastián, se levanta a las 5:00 hrs lava los trastos, la ropa, para a las 6:00 hacer el desayuno, luego hace la limpieza de la casa, va a el mercado, y concina el almuerzo, nos comenta que no le queda tiempo libre ya que debe cuidar a la nena de su patrona, se va a dormir a las 10 de la noche, porque hasta a esa hora ya no la requieren, la cantidad que le pagan por el trabajo que realiza es de Q 400.00 quetzales al mes, los cuales se los pagan directamente a su mama. 

Instituciones para prevenir el trabajo Infantil 

A pesar de las evidencias, la delegada departamental del Ministerio de Trabajo nos manifestó que en el departamento no existe trabajo infantil y que, por lo tanto, dicha delegación no ha extendido permisos para menores de edad. 

A nivel nacional, según información regional del Ministerio, existe un departamento de erradicación del trabajo infantil, al cual en ningún momento nos remitieron; así mismo existen los comités departamentales, que tampoco fueron mencionados por la funcionaria. 

También se abordo al delegado de oficina del Procurador de los Derechos Humanos quien comunicó que en la institución se recibieron alrededor de 13 denuncias durante 2012 aobre explotación infantil. El funcionario comentó sobre casos en los que niños trabajadores son golpeados por sus padres o encargados, pues por lo pesado de sus trabajos los primeros deciden no realizar las jornadas y no reúnen el dinero requerido en el hogar. 

El Reto

La voluntad política de los estados es la única forma de combatir este mal global, es decir, demandar a todo adulto que esté cometiendo este delito. Así se podrá evitar la explotación infantil. Debe haber un compromiso ciudadano a no adquirir productos que resulten del trabajo de los niños/as, pero las autoridades también deben comprometerse en ayudar al desarrollo de las familias pobres para que los niños no se vean obligados a trabajar. Así mismo, es necesario garantizar el acceso a la educación, salud, y a opciones productivas menos peligrosas para todos, expresa Víctor Hernández, Coordinador de Proyecto –CEIPA-

OFICIO SIN SUEÑO, SOCIEDAD QUE EXPLOTA SU NIÑEZ


por: mario p. monterrroso g.  
suchitepéquez
     
Se vuelve común, es un semblante que observamos a diario, con una sonrisa triste, una voz con tono distinto, tan común, que ni se nota. Es una presencia que se vuelve parte del cuadro en los parques, en las calles, en las avenidas, en las cantinas, en las afueras de los comercios, en las entradas de los colegios… en toda nuestras ciudades y comunidades. Con sus narices y labios llenas de pegamento, con sus manos llenas de tinta y de pasta para abrillantar calzado, los niños lustradores están ahí, ofreciendo a todos: “¡Lustre, lustre, señor, un quetzal!”.

Quizá la actividad económica del lustre de calzado empezó en Guatemala como un simple un oficio pero lo cierto es que se ha transformado en una forma de explotación infantil, muchas veces impulsada desde la misma cabeza de familia. El pago por los servicios prestados es mísero. Pero, ¿de dónde vienen ellos? En el caso de Mazatenango, Suchitepéquez, fue posible establecer que varios proceden de diferentes departamentos, como Quetzaltenango, Chimaltenango, Quiché y Sololá; sobre todo de areas rurales y de familias que emigraron al sur del país para hacer trabajos de corte de caña y de albañilería y quienes decidieron quedarse a residir en la costa sur. Son expresiones del fenómeno de migración interna por la pobreza, son familias que viven asinadas en cuartos, con las peores condiciones, las elementales.

Manuel de Jesús Curuchiche, de 10 años y originario de Sacapulas, Quiché, dice que nunca ha ido a una escuela pública porque su papá “nunca tiene pisto” y su mamá, con dos maridos, debe cuidar a sus otros hermanitos. Menciona que no hay comida todos los días y que él tiene que trabajar y darle a su mamá todos los ingresos del día. Además, tiene gastos, su caja lustre se la alquila por Q100 semanales un señor al que nombra como “tecolote” y quien es su padrasto. Además, tiene que comprar los cepillos, las pastas de de color negro, neutral y rojo, así como la tinta para los zapatos. Sin embargo, apenas cobra un quetzal por lustre, porque si sube a dos ya no lo pagan.

Manuel lustra en una avenida de Mazatenango donde tienen sus oficinas dos licenciados que se ajustan estrictamente al pago de la cantidad convenida. A su corta edad, indica estar aburrido de la vida, pues ni quejarse puede. Si lo hace, su mamá le pega con un “chicote de caballo” que guardan donde el padrastro que le alquila las cajas a él y a otros amigos de su edad. Manuel comenta que en un día normal, si le va bien, percibe Q20 quetzales. Con la inocencia de su corta edad, comparte que sus amigos inhalan TIP TOP, (pegamento para tubo de bicicletas) o aveces compran con un quetzal el famoso trago llamado “Vaciado”, (un octavo de alcohol con agua), que a él no le gusta. También comenta que sus amigos le dicen que lo  tome, para estar contento. Pero Manuel sueña, ansía ser chofer de camioneta o de mototaxi (tuc-tuc) y comer pizza o Pollo campero cuando sea grande.

Las perspectivas de autoridades y expertos
El vicepresidente del Consejo Comunitario de Desarrollo (COCODE) de la colonia Jardines de Mazate, Jacobo Mazariegos, opina que las actividades laborales que comúnmente ejercen las niñas y niños en el departamento son la venta ambulante dulces, la recolección de chatarra, el lustre de calzado, la limpieza de ventanas de autos en los cruces de las calles, el corte de caña en tiempo de zafra, la recolección de basura, el cuidado de otros menores, la venta de fruta y la fabricación de tortillas.

Según él, la existencia del Decreto 112-2006 no ha conllevado beneficios para la niñez trabajadora, pues “son niños que desarrollan actividad en el sector informal y no hay quien regule y supervise este sector. Estos niños no asisten a la escuela y muchas veces los mismos padres de familia los explotan, los obligan a desempeñar un trabajo que afecta su desarrollo normal, pues no cuentan con las condiciones requeridas para realizarlo con seguridad y gozar de tiempo para recrearse y compartir con otros niños de su edad”. En su opinión, las acciones que podrían ser realizadas para que la  niñez trabajadora de la comunidad o el barrio conozca el Decreto 112-2006 van desde “repartir trifoliares informativos que incluyan artículos esenciales del decreto, charlas informativas en centros educativos públicos y privados, así como visitas a hogares de padres de familia de niños trabajadores”.

LA PDH en Suchitepéquez indica no tener conocimiento de ninguna fuente de explotación y de casos de discriminación infantil, pero la Municipalidad de Mazatenango, Suchitepéquez, por medio del alcalde Roberto Lemús, indicó que hay proyectos orientados a beneficiar a niñas y niños. Por ejemplo, mencionó, realizan campañas de entrega de jugetes a las diferentes colonias de la ciudad y aldeas, así como actividades culturales de canto, como la de “MAZATE CANTA”, desarrollada en noviembre y diciembre pasados. Se trató de indagar sobre el tema también con los diputados por Suchitepéquez, pero sus representantes respondieron que habría que hacer una cita previo a una entrevista o enviar un correo electrónico. Este fue enviado, pero nunca tuvimos respuesta.

Independientemente de la actuación del Estado, Mario Noj, experto del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, –UNICEF–, opina que, en términos culturales es válido que niñas y niños aprendan un oficio que las y los beneficie en el futuro. Cosa distinta es, sin embargo, cuando éstos son explotados, sometidos a riesgos y les son violados derechos como a la educación, seguridad y recreación, por ejemplo.

Jaime Tecú, licenciado en Derecho, manifestó que, en términos legales no es posible este tipo de trabajo, según los convenios internacionales hay una extensión interpretativa para un trabajo con medidas de protección, que puede realizarse desde la edad de 15 años, siempre y cuando exista el apoyo de un adulto. En el caso específico de Manuel esto no procede por su corta edad y porque está siendo explotado laboralmente y corre riesgos al ser expuesto en las calles.